
Por temor a tu carácter mi bebé no nació, hoy me arrepiento de mi mala decisiónPexels
Por temor a tu carácter mi bebé no nació, hoy me arrepiento de mi mala decisión
Perder a un hijo resulta ser lo más desgarrador que a una madre le pueda suceder, y su efecto es tan negativo, que se podría incluso caer en la locura, por eso es que algunas decisiones pesan, y mucho
Fue en la época de los 70 cuando el machismo todavía reinaba, la idea de tener novio no era bien vista, los padres imponían y las mujeres aún no se defendían, sumisas y obligadas a complacer a sus padres hacían todo lo que ellos querían, y se abrumaban si algo las hacía desobedecer sus ordenes.
Para muchas mujeres, la idea de tener novio les resulta totalmente atractiva; es decir, todas quieren ser felices al lado de un caballero que verdaderamente las cuide y las proteja, pero eran otros tiempos, unos muy difíciles donde al padre se le respetaba y obedecía cabalmente.
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Luego de pasar un tiempo de noviazgo a escondidas, esas dos almas en amor se fundían, nadie se daba cuenta de que estaban juntos, pero su amor llegó tan lejos que hasta un bebé hubo, o al menos eso se estaba formando; sin embargo, el temor se apoderaría.

Imposible que ese bebé nazca, papá enloquecería y hasta podría matarla, literal, ese hombre rudo y de ideas antiguas no querría que esto sucediera, habrá que evitarlo a toda cosa o pasaría una desgracia; sin embargo, una mala idea daría paso a una terrible decisión, una muy mala decisión.
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Ahogada en miedo y sudando frío, la privacidad del baño me haría pensar en el suicidio, toda clase de pensamientos locos llegaban, algo tenía que pasar para que ese bebé no nazca, pues por temor a tu reacción, a ese angelito le tocaría conocer pronto el panteón.
Pujando fuerte y asustada a más no poder, ese bebé por el retrete lo verías caer; pequeño inocente y totalmente libre de culpa, víctima del miedo se tuvo que marchar, y se fue para nunca más volver.
Mis ganas de ser madre se perdieron, no tuve la dicha de verte crecer, de escuchar tu dulce voz para decirme mamá, de ser testigo de tus primeros pasos o tus primeras palabras, pero tampoco pude sentir tus besos ni tus abrazos, y hoy ángel mío me siento terriblemente devastada, no fue mi intención, pero el miedo me ahogaba. Perdóname ángel mío, no sabía lo que hacía.
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