Ser o no ser honesto en una relación nunca es del todo bueno

La honestidad siempre ha sido uno de los valores más cotizados por todos, nadie ama a los mentirosos, salvo aquellos que les guste escuchar puras falsedades, pero por lo general siempre se pide que la pareja sea sincera, aunque si lo pensamos bien, tal vez las mentiras nos rescatan de muchas situaciones poco favorecedoras.

Un hombre que fracasa en una relación normalmente es un mentiroso que toda la vida le falló a su mujer por no ser honesto con lo que dice y lo que hace, aunque cabe señalar que las mujeres no son precisamente muy fáciles de sobrellevar, es decir, si les dices la verdad se enojan, pero si les dices mentiras también se enojan, el gran dilema queda siempre en el hombre.

Por otro lado, las mentiras nos han ayudado a salir del paso en varias ocasiones, y no es enteramente tu culpa, desde chicos nos han enseñado a mentir para salirnos con la nuestra, así que es una costumbre que ya tenemos bastante arraigada, aún así esto no debe de representar ninguna excusa.

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En nuestro andar por la vida podemos cometer pequeñas y grandes acciones que sabemos de antemano que pueden llegar a meternos en conflicto con nuestra pareja, y no siempre tenemos el valor de decírselo, ya que si callamos podemos evitar un lío más grande, sin embargo, moralmente sabemos que no es lo correcto.

Así como el respeto, la honestidad también es la base de una relación sana, sin embargo, todo tiene su límite, es una conducta socialmente aceptada pero no siempre es funcional ya que también puede tener el efecto contrario, de ahí que muchos decidan callar y mentir.

Mucho depende también de la personalidad de nuestra pareja, ya que lo que para nosotros pueda resultar algo insignificante, probablemente él o ella se lo tomará de una forma totalmente negativa, y eso nos lleva a ir ocultando cosas, lo cual con el paso del tiempo va creando un efecto de bola de nieve.

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Ser o no ser honesto varía dependiendo de la situación y las personas involucradas, ya que nosotros y sólo nosotros, somos los únicos que mejor pueden saber si contar algo o callarlo, y si decidimos contar algo delicado, hay que saber como abordarlo, de vez en cuando no hace daño un poco de filtro.

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